-

-
-

7 de abril de 2008

“Mi vida es como un cuento de hadas”

Es el nuevo gran fenómeno creado por los estudios Disney, sólo comparable al boom generado por High School Musical. Tiene apenas 15 años y un personaje en la tevé, Hannah Montana, la convirtió en la nueva estrella adolescente de alto impacto internacional. En los Estados Unidos acaba de estrenarse la película que retrata su última gira, y ya es una de las más vistas de la temporada. Viajamos a Los Angeles para conocer –y presentarte– a Miley Ray Cyrus, o la chica de la vereda de enfrente de las escandalosas Britney Spears y Lindsay Lohan.



Tengo todo lo que siempre soñé, vivo un sueño…”, repite el tema “Just like you” (Igual que vos) en las radios. Y lo que parece ser una letra escrita por un artista de rock –que trabajó durante años para conseguir alcanzar su panacea– es, en cambio, la canción emblemática de Miley Cyrus, una estrella pop internacional de tan sólo 15 años.

Dos años atrás, Miley saltó a la fama gracias a su personaje televisivo Hannah Montana, programa en el que actúa y canta, y que generó un fenómeno mediático sólo comparable con High School Musical. Sin embargo, cuesta colocarla en el lugar de diva al verla entrar en la habitación del Hotel Amarano, de Los Angeles, en el que transcurre el encuentro. Miley Cyrus nació legalmente como Destiny Hope Cyrus, nombre que luego derivó en el apodo Smiley (una referencia a la palabra “sonrisa” en inglés). Arriba, la vemos vestida con un clásico estilo adolescente informal; uñas al ras pintadas de violeta, y aritos con el símbolo de la paz. Y es cierto, lleva la sonrisa y la carcajada grabadas en el rostro.

Al ser hija del reconocido cantante country Billy Ray Cyrus, a quien recientemente eligió homenajear cambiando otra vez su nombre –ahora se identifica como Miley Ray Cyrus–, la chica creció con música en el ambiente. “Empecé a cantar a los tres años, salía corriendo a escena en las giras de mi papá y me ponía a cantar con Aretha Franklin. Y a los diez empecé a entrenarme profesionalmente”, detalla Miley. Ya instalada en Hollywood, consiguió un pequeño papel en el filme El gran pez de Tim Burton, y a los once años el personaje de Hannah Montana fue suyo. “No le tengo miedo a los desafíos, me gustan”, afirma como una carta de presentación. Inmediatamente fue señalada como una brisa de aire fresco en el mapa de las mega stars de la fábrica Disney que empezaba a desgastarse con cada nuevo escándalo de sus chicas predilectas: Britney Spears, su hermana menor Jamie Lynn Spears –su “heredera”, embarazada a los 16–, o Lindsay Lohan. “Miley es sana y cool. Es casi una heroína”, se animó a poner las manos sobre el teclado de la computadora por ella y elogiarla Jim Silver, coeditor de la revista especializada en la industria del juguete Toy Wishes. No en vano, la muñeca Miley Ray Cyrus ocupa el puesto Nº 6 entre los juguetes preferidos por los chicos y teens norteamericanos, y su peluca –rubio artificial, el accesorio mágico con el cual transforma a su personaje de adolescente, común y corriente, en la sensacional Hannah Montana– es furor. Esto sólo para mencionar una parte del enorme merchandising montado a su alrededor. ¿Y sus discos? Un suceso en todas partes: Nº 1 del Billboard Top 200; Doble Platino en los Estados Unidos; y Disco de Platino en la Argentina. Lo único que le faltaba acaba de estrenarse y con un éxito rotundo: una película en la pantalla grande, Hannah Montana & Miley Cyrus en concierto, lo mejor de dos mundos, que exhibe su reciente gira de conciertos (54 ciudades con localidades agotadas). En los Estados Unidos, a tres días de su estreno, la película ya había recaudado US$ 29 millones. Allí Miley despliega su show en compañía de otro fenómeno adolescente, los Jonas Brothers, comparable a los hoy olvidados hermanos Hanson, siempre salvando las distancias, claro. “Me interesa interactuar con la gente”, cuenta Miley, quien permanece bien custodiada: su padre, Billy Ray, interpreta el mismo rol en la serie, y su madre, Trish, es su asistente personal en los conciertos. Su familia se completa con una hermana menor, un hermano mayor y una media hermana que, además, es baterista de su grupo. “Con ellos me siento protegida. Mis padres han buscado mi bien más que nadie”, asegura la actriz y cantante, que la noche del 24 de febrero pasado fue la presentadora más joven invitada a la última entrega de los premios Oscar.



–¿Es cierto que actores consagrados hacían fila para conseguir un autógrafo para sus hijos?
–(Risas) ¡Una locura! Especialmente porque había gente que amé desde siempre… Jennifer Garner se me acercó a hablar y me dijo que quería trabajar conmigo… Harrison Ford estuvo sentado cerca de mí, ¡y me dirigió la palabra! Igual que Cameron Diaz y ¡John Travolta! Fue un sueño hecho realidad, como un cuento de hadas. Si te fijás, me puse brillitos en la cara sólo para recordar ese momento mágico. Quería sentirme una princesa, como Cenicienta.

–¿Hay algún artista a quien admires como referente para tu carrera?

–Sheryl Crow es una de ellas, también Hilary Duff, y actrices que logran mostrarse al natural, como Hilary Swank o Jodie Foster, quien tuvo la gentileza de llamarme y darme consejos acerca de cómo crecer dentro de este medio (N. de la R.: siendo todavía una niña, Foster se consagró en Taxi Driver).
“Me gusta pensar que estoy haciendo historia, aunque también es muy raro –admite Miley–. Escuché que alguien hasta se animó a decir que ya soy una leyenda, ¡pero tengo 15 años! Así que eso es imposible”. Lo cierto es que para esta cronista bastaron unos minutos sobre suelo norteamericano para ver lo que su nombre es capaz de lograr. “¿Vas a entrevistar a Hannah Montana? –preguntó, cambiando instantáneamente de tono, el hasta ese momento adusto agente de migraciones– ¡Con sólo una centésima parte de la fortuna que ella está generando me consideraría satisfecho!”.

–No sos una leyenda, pero tampoco una adolescente normal… ¿Podés hacer las cosas de una chica de tu edad, salir con amigas, tener novio (se sabe que tuvo una fugaz relación con Nick Jonas, de los Jonas Brothers)?
–Sé que tengo una vida diferente, pero aprendí a vivir en el medio de un billón de personas, y me siento una privilegiada por eso. Claro que me gustaría hacer cosas “normales”, como ir a la escuela (estudia de manera particular con tutores), pero estoy en el lugar adonde me llevó la vida. En cuanto al tiempo para hacer otras cosas, trato de inventármelo. No logró mucho pero aprovecho el que tengo y, generalmente, lo uso para ver a mis amigas. Mantenerme cerca de ellas es muy importante para mí.



–¿Qué significa para vos que chicas de todo el mundo te idolatren y te coloquen en el lugar de ejemplo para sus vidas?
–Es algo delicado y difícil de asumir, porque basta que cometas un error para que todo se complique… A veces siento que ni siquiera podés estar un solo día de mal humor porque todos te están mirando. Por eso me gusta dejar bien claro en mis canciones que soy una chica común, que cometo errores y que nunca seré perfecta.

–¿Te sirve como enseñanza lo que sucedió con Britney Spears quien, evidentemente, no pudo lidiar con esa presión?
–No quiero hablar personalmente de nadie, pero mantenerme cerca de mis amigos y de mi familia en todo esto es lo único que nunca dejé de hacer. Además, creo que tengo una manera de ver la vida un poco hippie… Quiero mantener mi mente en paz, conservar un cuerpo saludable, sin abusar de él, y creo en el poder del espíritu. Así, mientras que tenga calma y sepa relajarme, siempre voy a estar sana… ¡Te dije que era como una hippie!

–¿Leés lo que se dice de vos en las revistas y en internet?
–A veces, me gusta googlearme en internet y fijarme lo que dicen al escribir Miley. Y sobre los chismes tremendos que salen en los medios (se toma unos segundos para seguir respondiendo y bebe un sorbo de agua). Escuché y leí de todo sobre mí, que estuve embarazada, que me casé, que me mudaría lejos de mi familia. Pero nada de eso fue verdad. Al principio me molestaba pero después conseguí ignorarlo, y a veces hasta me parece gracioso. Nunca entendí por qué la gente quiere herir a otra gente y, con respecto a lo que se publica en las revistas, nunca pude entender por qué hay tanto regocijo al escribir las cosas malas sobre una persona ni el deseo de bajar a alguien (Hasta el momento, lo más grave que se publicó sobre Miley es una fotografía suya sin maquillaje).

–¿Imaginás tu vida sin el fenómeno Hannah Montana?

–Sé que podría vivir sin todo esto. Incluso a veces sentí que mi cuerpo estaba fatigado y que necesitaba un poco de descanso, pero sé que siempre puedo tomarme tres o cuatro días de descanso y dar un paso al costado. Cuando surge esa necesidad, hay que parar un poco. También sé que algún día todo esto se terminará y que tendré que tomar grandes decisiones y que será todo un reto para mí, pero ya veremos. Por ahora, me gustaría viajar más y hacer más películas. Después me gustaría estudiar fotografía y escribir, e incluso, vivir en otro país durante un tiempo. Creo que la mejor manera de aprender es viajando.

–Hablando de elecciones, si tuvieras la posibilidad de elegir a un compañero ¿a quién elegirías? Aunque sea una fantasía…
–¡A Orlando Bloom! (responde enseguida) Definitivamente, Orlando Bloom podría ser el novio ideal… para mi próxima película (risas).


Texto Paula Ikeda (enviada a Los Angeles)